18 octubre 2016. En el discurso de apertura para
la 47a. Reunión de la Academia Nacional de Medicina de EEUU, titulado “La
obesidad y la diabetes: de desastre a cámara lenta”, Margaret Chan,
directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), enfatizó las
acciones que deben seguir los gobiernos para asumir responsabilidad en la
protección de su población y sobre todo de los niños para evitar ambientes que
lleven a un mayor consumo de bebidas azucaradas y comida chatarra.
Una de las recomendaciones más fuertes de la
Comisión de la OMS para poner fin a la obesidad infantil es el llamamiento a
los gobiernos para implementar una tasa de impuestos para las bebidas
azucaradas, la cual, para ser eficaz, debería aumentar al menos en un 20%.1
El informe de la Comisión instó a los gobiernos a
aceptar su compromiso de proteger a los niños, incluyendo la responsabilidad de
implementar medidas sin tomar en cuenta el impacto que se genere en los
fabricantes de alimentos chatarra y bebidas azucaradas. Señaló: “El argumento
escuchado tantas veces que los hábitos de vida son una cuestión de elección
personal, no se aplica a los niños. La obesidad en los niños es culpa de la
sociedad, no la de ellos”.
Durante el discurso, México y su capital fueron
citados, debido a la gran preocupación que representan para la OMS. Se dijo que
la obesidad en adultos aumentó del 16% de la población de la ciudad en el año
2000 al 26% en 2012. En ese año, el 35% de los niños de la ciudad, de entre 5 y
11 años, eran obesos o con sobrepeso. Para el país en su conjunto, 7 de cada 10
mexicanos tienen sobrepeso, con un tercio de ellos clínicamente obesos.
Por otra parte, y en incongruencia total, la
Asociación Nacional de Productores de Refresco y Aguas Carbonatadas (ANPRAC),
en un comunicado de la semana anterior, señaló que esta no era una
recomendación de la OMS, solamente de un grupo técnico, cuestionando la
argumentación de los estudios que vinculan el consumo de bebidas azucaradas
como causa de obesidad y diabetes, y advirtiendo que los pobres son los que más
afectados, ya que pagan la mayor parte del IEPS en México.
En contraste y en su discurso, Chan comentó que el
“crecimiento” y la “modernización económica”, históricamente asociados con
mejores resultados de salud, en realidad están abriendo las puertas a la
comercialización globalizado de alimentos y bebidas chatarra y si esta
tendencia sigue, sobre todo en los países con pocos recursos y lenta respuesta
del sistema de salud, una enfermedad costosa como la diabetes puede devorar los
beneficios del desarrollo económico del país. Esto es lo que está logrando que
muchas personas de escasos recursos enfermen previamente, lo que hace “un
desastre en cámara lenta”. Especialistas sugirieron que la modernización y el
aumento de los ingresos fueron dando impulso a los rápidos cambios de estilo de
vida, incluyendo un cambio de dieta tradicional saludable a dieta
occidentalizada.
Al respecto, Alejandro Calvillo, nuestro director
de El Poder del Consumidor e integrante de la Alianza por la Salud Alimentaria,
señaló: “Los legisladores no pueden ignorar las recomendaciones de la máxima
autoridad en salud, que es la OMS, y urge que hagan frente a la industria
refresquera y no dejen que se desvíe la atención del daño que causan sus
productos para los consumidores. Es indispensable desechar para la toma de
decisiones, todos los estudios sin validez que ha presentado esta industria y
priorizar hacia la salud de la población, como dice Chan”.
Margaret Chan comentó que para que la diabetes
pueda prevenirse se requiere cambiar el entorno en el que las personas toman
sus decisiones alimenticias. El gobierno necesita comprometerse con la salud de
la población, a partir de valor y persistencia, por lo que es necesario que sea
enfático con la industria de alimentos y bebidas.
Además, Margaret Chan señaló que los entornos
obesogénicas están determinados por las políticas comerciales internacionales,
los subsidios a la agricultura, grandes campañas de publicidad dirigidas a los
niños, vestíbulos de cabildeo con poder político y dinero invertido para
distorsionar la evidencia científica.
Las recomendaciones que da la OMS para dar lucha a
obesidad y diabetes son:
- Promoción de etiquetado de alimentos que difunde de forma clara azúcares totales, sodio y grasas saturadas, de acuerdo con directrices internacionales.
- Llamamiento a los gobiernos para implementar impuestos sobre las bebidas azucaradas de por lo menos un 20%.
- Que gobiernos acepten su responsabilidad de proteger a los niños, incluyendo la responsabilidad de llevar a cabo medidas efectivas, sin tomar en cuenta impacto en los productores de alimentos y bebidas poco saludables.
- Rechazar el argumento de que los hábitos de vida son una cuestión de elección personal; no se aplica a los niños. La obesidad en los niños es culpa de la sociedad, no la de ellos.
- Tomar en cuenta las nuevas directrices de OMS para reducir el consumo de azúcares libres a menos del 5% de las calorías diarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario