Unos
científicos de Estados Unidos están preparando un riñón artificial para
implantarlo en enfermos renales. Funcionará bajo el impulso del corazón del
paciente y les liberará de las máquinas de hemodiálisis.
El riñón
biónico está a punto de entrar en su fase de pruebas en
humanos. Combinará elementos electrónicos y orgánicos y tendrá un tamaño
similar al de los organos cuya función asumirá.
Este adelanto supondrá una gran mejora en la calidad de
vida para las personas que dependen del aparato externo de hemodiálisis para
sobrevivir. En la hemodiálisis, la sangre del paciente fluye a través de
un filtro que elimina los desechos dañinos, minerales y líquidos
innecesarios. De esta forma la sangre se devuelve al cuerpo del paciente,
ayudando a controlar la presión arterial y
a mantener el equilibrio adecuado de sustancias químicas, como el potasio y el
sodio.
El riñón artificial se está desarrollando por un grupo de
universidades estadounidenses bajo el nombre "Proyecto Riñón"
(https://pharm.ucsf.edu/kidney) y podrá filtrar la sangre de la persona con
deficiencia renal de forma continua, en lugar de requerir visitas al
hospital (que duran de 3 a 5 horas), y desde dentro del cuerpo, ya que se
implantará en el paciente.
El nuevo riñón artificial ofrecerá una nueva esperanza a
las personas cuyos riñones ya no pueden atender las necesidades de su cuerpo y
que están a la espera de trasplante.
"Estamos
creando un dispositivo bio-híbrido que puede imitar al riñón capaz de eliminar
suficientes productos de desecho como para que el paciente pueda prescindir de
la diálisis", señalaba el doctor William H. Fissell,
nefrólogo y profesor de la Universidad de Vanderbilt (www.vanderbilt.edu) en
Nashville (EE.UU.).
El riñón se implantará quirúrgicamente e incorpora un
microchip de silicio que funcionará como un filtro, así como células renales
vivas que, según el doctor Fissell "funcionará
bajo el impulso del corazón del paciente, filtrando la corriente sanguínea que
lo atraviesa".
“La
clave de este dispositivo es su microchip, en el que se utilizan los
mismos procesos de la nanotecnología del silicio, que fueron desarrollados por
la industria de la microelectrónica para los ordenadores y equipos informáticos”,
según Fissell.
De acuerdo
con el nefrólogo, “cada
dispositivo tendrá aproximadamente quince capas de microchips filtrantes, una
encima de la otra, las cuales serán además el andamio en el que se alojarán las
células vivas de riñón que formarán parte de este dispositivo”.
Estará compuesto por componentes biológicos y tecnológicos y
su tamaño será parecido al de una lata pequeña de refresco. Según sus
creadores, este dispositivo está fuera del alcance de la respuesta inmune; es
decir, de las defensas del propio organismo, con lo cual el cuerpo no lo rechazará.
Fissell señala que hay una larga lista de personas en
diálisis deseosas de participar en el primer ensayo, el cual podría comenzar a
finales de 2017 y completarse en 2020.